domingo, 16 de octubre de 2011

Y tú, ¿en qué nivel te encuentras?

"Yo suelo mantenerme siempre en un mismo nivel", comentaba uno de mis amigos el sábado noche, mientras compartíamos unas copas, unas músicas y un intercambio de ideas.

En un mismo nivel de emociones, se refería. Y a partir de esa confesión, los siguientes minutos los dedicamos a divagar sobre emociones y demás familias sentimentales.

Si este amigo opinaba así, otros manifestaron su necesidad de hablar y contar a alguien (que sepa escuchar, ese es otro asunto...) aquéllo que le aturdía, le inquietaba o, por el contrario, aquéllo que le mantenía en una nube continua. El hecho de experimentar buenas sensaciones también tiene cabida en una relación de amistad. No sólo están para los malos momentos los amigos.

Sin embago, no todos pensaban igual. Hay quien no suelta prenda (argumentando que no le es fácil) prefiriendo salir del apuro él solo, de modo que su estado anímico aparentemente siempre permanece igual. ¿Y para qué vas a hablar con nadie? Si los hay que no escuchan y te dan la razón a todo (volvemos a lo de antes).

Por otro lado, hubo gente que decía sentirse muy arriba para luego sentirse muy abajo. Lo que yo entiendo por personas pasionales, que disfrutan mucho cada instante bueno que les brinda la vida pero que, del mismo modo, sufren con cualquier desengaño o frustración inesperada. Sospechosamente, suelen darse más desilusiones en estas personas que viven con intensidad cada instante. Parece como si estuvieran expuestas a esas situaciones con más predisposición precisamente por ser pasionalmente vividoras.

Esta gente que se encuadraba dentro de este último caso, expresaba la necesidad a menudo de disfrutar de ese mismo nivel en la línea de las emociones. La necesidad de no andar de arriba abajo, sino de mantenerse en equilibrio, ese equilibrio emocional que parece no brillar en estos tiempos locos.

Bonita e interesante conversación ésta mantenida anoche. Aprendemos que no todos somos iguales en ese terreno tan escurridizo y aprendemos que podemos aprender de todos y cada uno de los demás aportando nuestro punto de vista, sugiriendo y sobre todo aceptando a cada amigo como es. Todos somos especiales, únicos, diferentes pero con mucho en común y esos aspectos similares y a la vez divergentes son, precisamente, los que conforman nuestra esencia haciéndonos individuos que comparten momentos, palabras y el mágico tiempo que pasa pero en tan agradable compañía...

En la compañía de buenos amigos, uno de los pilares de la vida.
GRACIAS POR FORMAR PARTE DE ELLA.
Douceur

lunes, 3 de octubre de 2011

One life

Cierro los ojos, me dejo llevar confundiéndome bajo las notas dulces de la música que suena en los altavoces de mi ordenador... ("One life" de James Morrison). Al entornar mis párpados, mi cuerpo se estremece recordando las diferentes conversaciones mantenidas hace apenas unos minutos con ciertos amigos. Amigos de diferentes épocas y muy diversas formas de ver y entender la vida. Y se mezclan imágenes, recuerdos, risas... de un ayer lejano y muy presente al mismo tiempo con las risas, los lamentos tal vez, los diferentes tonos de las vocecillas de mis alumnos, tan pequeños este año. Toda esta mezcolanza me hace ser consciente de tantas sensaciones vividas últimamente y por vivir en un futuro no muy lejano...

Adaptación, dificultad, trabajo, deseos, conversaciones, relaciones sociales, relaciones no tan sociales, sueños, esperanzas, ilusión, agradecimiento, lágrimas de emoción, añoranza por un tiempo ya pasado que guardo tan presente en mi corazón...

Y así voy, matizando mi vida, dándole los colores y los olores y los sonidos que requiere cada instante de la misma, según me dicta el corazón. ¿He llorado? Sí, a menudo. ¿He reído? Sí, algo menos que he llorado, aunque me esfuerzo por hacerlo más cada día, dándole la satisfacción al alma de verse dichosa con una sonrisa externa. ¿He disfrutado con todos los cambios actuales? Sí, y lo seguiré haciendo cada vez más consciente cuanta más adaptación haya a mi alrededor. ¿He vivido, en definitiva? Sí, cada segundo de cada lágrima que he vertido, de cada risa manifestada y con cada suspiro de satisfacción, sí. HE VIVIDO y estoy viviendo intensamente, como a mí me gusta...

Gracias por seguirme aquellos que lo hacéis.

Para Carolina, una de esas amigas de la infancia (con quien he mantenido una agradable conversación esta noche) que me dice con alegría que vuelve a nuestra tierra después de años lejos.

Y a Snow, a ver si consigo que se anime y vuelva a ser ocurrente, irónico y dulce como antes.

Dulces sueños.
Douceur.

¿Reflexionamos un ratito?

No es de mi cosecha (¡ojalá!) pero quiero compartirlo con vosotros. Quizás, al tenerlo presente, logremos mejorar ciertos aspectos de nuestra vida y seamos algo más felices.

"Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas.
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
¡Pero nunca te detengas!"
Madre Teresa de Calcuta.
Aunque vaya destinado a un público femenino, público masculino, hacedlo vuestro también ¿eh?
Douceur